2. Dosis diaria de microorganismos vivos: un nuevo concepto nutricional
En el año 2020, un grupo de investigadores se planteó la hipótesis de que si la ingesta diaria de microorganismos vivos podría tener un impacto en la salud. Haciendo un paralelismo con la importancia del consumo diario de diferentes vitaminas y minerales, estos investigadores propusieron la idea de que consumir diariamente microorganismos vivos, podría tener un impacto medible para la salud. Esta hipótesis se basa en la combinación de los resultados colectivos de la investigación sobre la microbiota humana, los estudios clínicos aleatorizados y con control de placebo sobre los efectos en la salud del consumo de microorganismos específicos (los denominados probióticos) y los estudios que asocian el consumo de alimentos fermentados con la salud (Marco y col. 2020). Para probar esta hipótesis, los investigadores utilizaron la base de datos nutricionales NHANES disponible en Estado Unidos, la cual tiene el registro de los alimentos consumidos y los tratamientos y condiciones de salud de una fracción de la población. Con esta base de datos, los investigadores clasificaron a los alimentos en tres categorías: alimentos con carga baja, media y alta de microorganismos vivos. Los alimentos fermentados con microorganismos vivos (yogur, quesos, kéfir, kombucha, chucrut, kimchi, entre otros) pertenecen a la categoría de alimentos altos en microorganismos vivos (Marco y col., 2022). La utilización de este sistema de clasificación permitió determinar que la ingesta de una dosis diaria (100 gramos) de microbios vivos se asoció a efectos positivos para la salud, como la reducción de la presión arterial, de la glucemia y la insulina en ayunas, la proteína C reactiva (indicador de inflamación) y del índice de masa corporal (Hill y col., 2023). Otro estudio utilizando esa base de datos NHANES determinó que un patrón de ingesta elevada de microorganismos vivos se asoció con una prevalencia baja de enfermedades cardiovasculares, y la asociación significativa se detectó cuando el análisis se limitó al ictus (accidente cerebrovascular) y al infarto del corazón (Han y Wang, 2022). Una porción al día de alimentos fermentados que contienen una carga alta de microorganismos vivos como el yogur, el yogur con probióticos, los quesos frescos, las bebidas vegetales fermentadas (el “yogur” de coco, por ejemplo), el kéfir de leche, el kéfir de agua, la kombucha, el chucrut o el kimchi, por ejemplo, contribuyen a este nuevo concepto de “dosis diaria de microorganismos vivos”.