5. El Feto
Si bien el feto recibe los nutrientes de la madre a través de la placenta, participa en su crecimiento en forma activa mediante su genética y su entorno hormonal.
Distintos factores medioambientales tales como la dieta materna ó el flujo sanguíneo uterino son capaces de modificar la expresión de genes fetales. El entorno hormonal también se ve influenciado por las condiciones del embarazo, mientras que en las situaciones favorables predominan la insulina y el IGFs (Insuline – like Growth factor1) con claros efectos positivos en el crecimiento, en aquéllas desfavorables predominan las hormonas de stress como el cortisol y las catecolaminas con neto efecto catabólico que retrasan el crecimiento fetal.
¿Estas modificaciones fisiológicas durante el embarazo, repercuten en la Microbiota Intestinal Materna (MIM)?
Microbiota Intestinal Materna durante el Embarazo
Los cambios durante el embarazo a nivel del aparato digestivo son numerosos, siendo los principales un tránsito intestinal más lento y un aumento de la permeabilidad mucosa, favoreciendo todo ello la traslocación bacteriana, reconocida como uno de los mecanismos responsables de la transmisión de bacterias intestinales maternas por la vía entero-placentaria y también a la leche materna por la vía entero-mamaria.
Este mecanismo ha sido demostrado en animales a través de la administración de bacterias “marcadas” por vía oral y su posterior rescate en líquido amniótico y meconio ó en la leche materna y en estudios en seres humanos a través de trabajos de microscopía electrónica que muestran la “captación” por macrófagos submucosos de bacterias intestinales, y su traslado a otros órganos diana como por ejemplo la glándula mamaria.
En la composición de MI de la mujer embarazada se producen cambios desde la finalización del primer trimestre, observándose paradójicamente un desbalance hacia bacterias menos “saludables” como Actinobacterias y Proteobacterias, que en condiciones normales, fuera del embarazo, generan en el intestino un entorno proinflamatorio como se observa en la Diabetes tipo II y el sindrome metabólico, con un descenso de las bacterias generadoras de butirato (habitualmente consideradas como “saludables”)
Más allá de estos cambios fisiológicos adaptativos, el MIM durante el embarazo puede verse modificado por varios factores como el uso de antibióticos en el transcurso de este, la dieta materna y el estado nutricional previo de la mujer gestante, así como también la magnitud del aumento ponderal durante la concepción.
La composición de la MIM durante el embarazo es muy importante ya que es el origen de la mayor parte de bacterias que son transferidas al niño durante el embarazo, el parto y la lactancia materna, pero es pertinente explorar también cambios en la microbiota vaginal y oral de la embarazada, pues tienen mucha relevancia en la salud de la madre y el feto.