8. ¿Qué sabemos a la fecha sobre los edulcorantes artificiales y su impacto en la microbiota intestinal?
Los edulcorantes artificiales se incorporan habitualmente en los alimentos industrializados, a menudo para ayudar a la estabilidad y la vida útil, y para mejorar el sabor y la textura. Algunos trabajos de investigación han sugerido que el consumo de edulcorantes artificiales podría alterar la microbiota intestinal e inducir efectos adversos, como por ejemplo: intolerancia a la glucosa (Rinninella y col. 2019).
Al momento no es posible recomendaciones precisas respecto al uso y efecto de los edulcorantes no nutritivos (ENN) como estevia, aspartamo, sacarina, sucralosa y su impacto en la microbiota intestinal debido a que su efecto no está completamente estudiado y aclarado, pero si cabe destacar que un trabajo de investigación aleatorizado y controlado en humanos ha estudiado cómo los ENN producen una respuesta glucémica mediada por la microbiota intestinal. La investigación realizada en 120 adultos sanos a los que se les administró alguno de estos ENN durante 2 semanas, en dosis inferiores a la ingesta diaria aceptable, demostró que la sacarina y la sucralosa afectaron significativamente la microbiota intestinal y aumentaron la respuesta glucémica. Este efecto negativo no se observó en las personas que recibieron estevia o aspartamo (Suez y col. 2022).
Los ENN pueden ser utilizados dentro de la ingesta diaria admitida como una herramienta opcional para el reemplazo de los azúcares libres (azúcar de mesa común, mascabo o integral, miel, azúcar de coco y productos que los contengan). Es una medida adicional que puede ser útil a corto plazo, en el contexto de una alimentación saludable y ejercicio físico, para lograr la disminución del aporte de azúcares y calorías en personas con enfermedades crónicas no transmisibles y no deben ser tomados como una solución única para el mantenimiento de un peso saludable. Por otro lado, no se recomienda su uso en niños menores de 3 años.
El posible efecto sobre la microbiota intestinal de los edulcorantes varía en función del tipo de edulcorante. Los edulcorantes nutritivos como los polioles (entre ellos sorbitol, maltitol, lactitol, xilitol) han mostrado un posible efecto bifidogénico en individuos sanos (aumento de bifidobacterias) a nivel del intestino grueso y un posible aumento de síntomas (dependientes de la dosis recibida) como flatulencias, disconfort abdominal, efecto laxante en personas con síndrome de intestino irritable (Ruiz-Ojeda y col. 2019).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado fuertemente hace varias décadas la necesidad de disminuir el consumo de azúcares a nivel poblacional a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria, por ende, resulta evidente la necesidad de bajar el consumo de azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los concentrados de fruta o los añadidos a los alimentos por los fabricantes, los consumidores o los cocineros, promoviendo el consumo de alimentos frescos como es el caso de las frutas y reeducando el paladar desde edades tempranas.
Debemos contar con mayor grado de evidencia, con estudios en humanos, con una adecuada calidad metodológica, número de participantes y a largo plazo para realizar recomendaciones precisas sobre el uso de los edulcorantes y su impacto en la salud.