3. Planificar la intervención educativa nutricional en la comunidad desde un abordaje territorial
El territorio es un espacio vivido, situado, pero también marcado por su historia. Esto incide tanto en las prácticas, como las estrategias y percepciones. La base o soporte natural sobre la cual se desarrollan actividades de convivencia de una sociedad, de sustento económico y relaciones sociales básicas, de organización y desarrollo comunitario, institucional, cultural, religioso
El territorio es un constructo social, una valoración, una fabricación, un producto, un espacio tatuado por la historia y la cultura, que se construye a través de las prácticas, estrategias, percepciones y la manera de leerlo que tienen los miembros del grupo que lo constituye. (Spataro. 2008)
Pensar el territorio como una estrategia de abordaje en lo social, nos permite también rescatar el potencial de trabajo de equipos multidisciplinares, potenciar las acciones de los diferentes programas, sumar al objetivo central de la promoción comunitaria, incluyendo la participación, la cohesión social, la consolidación del entramado social y el trabajo en el territorio, con el compromiso de generar procesos emancipatorios.
Las acciones educativas en territorio con el fin de conocer y solucionar los problemas alimentario-nutricionales que afectan a una comunidad, son un pilar indispensable y representan la estrategia principal en la prevención y control de las enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la dieta.
Las propuestas para aumentar la efectividad de la educación en nutrición consideran como elemento central la participación de las personas en los esfuerzos por resolver los problemas que las afectan; insisten en la necesidad de utilizar enfoques metodológicos basados en el aprender haciendo, en la solución de problemas y promueven la incorporación de elementos de la comunicación social en las acciones educativas en este campo. (FAO. 2001)
Los pasos fundamentales son (FAO. 2001):
● Formar de un equipo interdisciplinario e intersectorial
Los integrantes del equipo incluirán a los actores claves en relación a la comunidad: referentes locales, directores de escuelas, docentes, equipo de salud, cocineras, miembros de la comunidad destinataria.
● Realizar un Diagnóstico
De la situación alimentaria nutricional: conocer el problema, incluyendo la perspectiva de la comunidad, otorga el punto de partida de toda propuesta educativa. Es el modo de establecer los problemas nutricionales, alimentarios, los intereses, la situación social, económica, educativa de la comunidad. Permite establecer un comparador para confrontar la situación final posterior a la intervención. Orienta y determina los temas y contenidos a desarrollar. Es importante considerar trabajos previos realizados en la zona, que brinden datos ya analizados.
Diagnóstico educativo: conocer el modo en que aprenden las personas de la comunidad, sus rutinas de horario destinadas a participar de acciones educativas, los conocimientos previos, la motivación para el cambio de comportamiento alimentario, la destreza para hacerlos. El diseño del instrumento para recolectar la información debe realizarse según el objetivo del programa y las necesidades de la comunidad.
En el diagnóstico inicial del programa de educación del BdA, se encontró que los beneficiarios consumían los alimentos preparados en guisos el 61%, sopas el 35%. Este punto dio lugar a la organización de un recetario y los talleres de cocina, que llevaron el nombre de “No solo de pan vive el Hombre”, diseñados para la intervención educativa por una Lic. en Nutrición, una chef y referentes de la comunidad. Se entrevistó a las cocineras para conocer las recetas habituales y se realizaron los encuentros para preparar guisos en sus cocinas, delante de toda la comunidad, mientras se conversaba, todos pelaban, cortaban ingredientes y al final se degustaba.
Era muy gratificante ver las expresiones cuando se planteaba que se agregarían zapallitos verdes o espinacas al rehogue y la cara final al probar el guiso. Comentaban “nunca imagine un guiso con estas verduras, para mí solo llevaban cebolla, papa, zanahoria y a veces zapallo”, que por cierto fueron los vegetales más consumidos por los beneficiarios en la semana del estudio diagnóstico.
● Diseñar el proyecto de intervención educativa
● Formular objetivos
Los objetivos marcan el camino. Deben ser claros, precisos y posibles de ser evaluados. Deben establecerse en función de las motivaciones y necesidades de la comunidad.
● Seleccionar contenidos y experiencias de aprendizajes
Los contenidos seleccionados son los saberes que se proponen para resolver las situaciones problemas detectadas en el diagnóstico de situación. El equipo de salud debe ser capacitado en comunicación educativa, en didáctica, pedagogía, participación comunitaria y cultura de la población objetivo, ya que será el mediador entre el proyecto y la audiencia.
Si tenemos en cuenta la experiencia en educación comunitaria de los Bancos de Alimentos, en Mendoza, el abordaje de la alimentación saludable se inicia desde el conocimiento y los intereses de la comunidad, escuchando a los referentes sociales sobre sus costumbres alimentarias, típicas de la región, sobre el acceso y la disponibilidad de alimentos. De ahí en más se ha trabajado en la importancia del desayuno saludable; las raíces culturales en la alimentación saludable; los hábitos alimentarios; la comensalidad familiar y escolar; los métodos de dilución de las distintas variedades de leche; el rol de las legumbres en la cultura alimentación saludable; frutas y verduras como las mejores aliadas de la salud; elaboración de recetas ricas, nutritivas y económicas; kermese de platos regionales. Y así un extenso desarrollo de contenidos en los que se priorizan las necesidades y fortalezas de la comunidad.
La aplicación de contenidos debe ser adecuada según el público objetivo. Es importante elaborar el propio material didáctico para trabajar en el aula adaptando a la edad de los chicos. De la misma forma los profesionales de la salud deben, diseñar su propio material para abordar en educación comunitaria según el grupo social.
● Diseñar los materiales educativos
Los materiales didácticos deben formar parte de un programa educativo en salud. Al diseñarlos se deben considerar las características de la comunidad, también es conveniente que sean puestos a prueba piloto para su adaptación final. Las creencias, valores, diferentes formas de expresión, posibilidades de comunicación del grupo y o de personas específicas como quienes tienen alguna particularidad en su comunicación (extranjeros, sin lecto escritura, sordos, no videntes, etc.) y los recursos disponibles, determinan la selección y elaboración de material educativo. Es importante no enamorarse de los recursos y seleccionarlos o diseñarlos con el único objetivo de alcanzar las soluciones que requiere la población. Requieren de capacitación del equipo educador para utilizarlos del mejor modo.
● Evaluar
La evaluación implica analizar el desarrollo de un programa o actividad, en relación con los objetivos propuestos, las estrategias utilizadas y los recursos establecidos. La evaluación acompaña a todo el proceso desde el momento del diagnóstico, durante cada encuentro y al final del proyecto. Siempre debe ser una propuesta participativa y enriquecedora para todos, especialmente para la comunidad.
En síntesis, para demostrar la efectividad de la educación alimentaria y nutricional, es necesario demostrar su eficacia en el logro de los objetivos propuestos y su impacto, midiendo el grado de éxito en relación al total de necesidades por resolver. La evaluación de un programa educativo debe incluir todos los aspectos que pueden influenciar de alguna manera los resultados, traducidos en cambios positivos y observables en la conducta de los participantes, de acuerdo a los objetivos propuestos (FAO. 2001)